El mundo contemporáneo nos ha demostrado que los conflictos no se ganan solo con armas, sino que se ha extendido hacia la virtualidad como nuevo campo de batalla. Los clicks, emociones y narrativas virales son parte de una nueva estrategia que alcanza a las redes sociales, donde un video de 15 segundos puede generar una rebelión o colapsar la reputación de un gobierno -y no exageramos- como parte de una operación psicológica (PSYOPS). En este nuevo terreno, surge una herramienta especializada: el SOCMINT (Social Media Intelligence), una disciplina que se aprovecha del algoritmo, y que está siendo usado por agencias de inteligencia como por ejércitos, partidos políticos, grandes corporaciones y hasta grupos insurgentes.
Por ende, la geopolítica moderna no se puede comprender sin TikTok, Telegram o X (antes Twitter). En los conflictos y crisis que estamos viviendo actualmente -Ucrania-Rusia, Israel-Palestina o casos de crisis como los estallidos sociales en América Latina y África-, las redes sociales han ido más allá del ser solo canales de expresión, puesto que son armas, escudos y mapas de poder blando complementarios a las guerras directas, guerras frías y PSYOPS. La ciberseguridad, la diplomacia, la propaganda y la defensa nacional evolucionaron hacia un escenario donde el terreno digital importa tanto como el físico; y es ahí donde el SOCMINT define las reglas del juego.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Hasta que el león aprenda a leer o escribir, cada historia glorificará al cazador"