No obstante, en 2017, Hamás publicó un nuevo documento que matizaba su lenguaje, aceptando por primera vez la posibilidad de un Estado palestino en las fronteras de 1967 como una “fórmula de consenso nacional”, sin que esto implicara el reconocimiento de Israel. Este cambio fue leído por algunos analistas como una apertura pragmática y por otros como una simple táctica diplomática. En el mismo documento, Hamás se desvinculó formalmente de los Hermanos Musulmanes -probablemente por presiones de Egipto y otros actores árabes- y reafirmó que su lucha no es contra los judíos como pueblo, sino contra el sionismo como proyecto político colonial -es decir, no debe confundirse antisemitismo con antisionismo-.
En la práctica, los ideales de Hamás se expresan en tres frentes: militar -Brigadas al-Qassam-; social -gestión de servicios públicos y redes de asistencia en Gaza-; y político -presencia en organismos legislativos y diplomáticos del mundo árabe-. Aunque muchas veces se le reduce a su componente armado, Hamás también promueve valores como la educación, el apoyo a las familias de mártires y la consolidación de una identidad nacional basada en el islam. Su narrativa combina elementos religiosos, de justicia social y de lucha anticolonial. Para sus críticos, estos ideales son incompatibles con una convivencia pacífica; para sus seguidores, representan la única forma de resistir.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Lo que otras personas no ven ni escuchan, no lo pueden arruinar"
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