Los ideales de Hezbollah se articulan a partir de una mezcla de fundamentos religiosos, compromisos políticos y una narrativa de resistencia que ha evolucionado en el tiempo. Desde su fundación, el grupo ha estado fuertemente influido por el chiismo duodecimano que sostiene que la autoridad espiritual y política debe recaer en los descendientes del profeta Mahoma a través del linaje de Alí. En este marco, Hezbollah adopta el principio del velayat-e faqih, la doctrina iraní que sostiene que un jurista islámico (faqih) debe ejercer liderazgo político y religioso. En lo político, Hezbollah se define por tres pilares: la resistencia a Israel, la oposición a la hegemonía occidental y la promoción de la justicia social dentro del Líbano.
El grupo ha construido una imagen de defensor de los oprimidos, tanto en el plano local como internacional, y afirma luchar por la liberación de Palestina, la defensa de los derechos del pueblo libanés y la independencia de los países árabes frente al imperialismo. Esta visión ha quedado plasmada en sus dos manifiestos fundamentales. El primero, publicado en 1985, establecía una posición radical y revolucionaria. Hezbollah se definía como “la vanguardia de un Estado islámico en el Líbano” y declaraba abiertamente su lealtad al líder supremo de Irán, el Ayatolá Jomeini. El documento planteaba la desaparición de Israel como objetivo, rechazaba el sistema político libanés sectario y promovía la yihad como deber religioso.
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La frase del día
"Incluso una hormiga puede dañar a un elefante si entra por su oído" - Proverbio Chino
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