Además, el OSINT ha democratizado el acceso al poder informativo. Hoy, cualquier persona con habilidades de análisis de inteligencia, pensamiento crítico y dominio de herramientas digitales puede actuar como un microanalista global. No se necesita pertenecer formalmente a una agencia estatal para identificar amenazas o mapear redes criminales; basta con saber dónde y cómo buscar. Este nuevo escenario ha generado un auge de comunidades de inteligencia ciudadana, ciberactivistas y periodistas que operan con metodologías OSINT para exponer abusos, fraudes y conspiraciones. En manos entrenadas, un simple PDF, una imagen de archivo o una base de datos olvidada puede convertirse en una bomba de conocimiento.
En un entorno internacional caracterizado por guerras híbridas -llámese también como guerras no convencionales-, propaganda digital y competencia multipolar, el OSINT ha pasado de ser un complemento a una columna vertebral de la inteligencia geopolítica. Mientras los conflictos se trasladan del terreno físico al informativo, el conocimiento abierto se convierte en un arma de precisión. Quien domina el OSINT no solo puede entender lo que pasa, sino prever lo que está por venir. Y eso, en tiempos de incertidumbre global, es una ventaja estratégica invaluable.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Las mentiras más grandes están cubiertas de azúcar"
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