Las organizaciones criminales operan bajo una estructura jerárquica altamente organizada que les permite gestionar actividades ilícitas de forma eficiente. Las actividades criminales se dividen entre diferentes facciones, cada una encargada de una parte específica de la operación, lo que permite a las organizaciones manejar grandes volúmenes de actividades ilícitas sin llamar la atención de las autoridades.
Las redes criminales son extremadamente flexibles y se adaptan rápidamente a los cambios en el entorno global, utilizando nuevas tecnologías y métodos innovadores para evadir la ley.
Estas organizaciones no solo se benefician de la corrupción a nivel local, sino que también han establecido lazos con actores internacionales, incluyendo políticos, empresarios y otras figuras influyentes que les proporcionan protección y recursos. De este modo, el crimen organizado se convierte en una amenaza no solo a nivel nacional, sino también en un fenómeno global que puede afectar la seguridad internacional.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Si quieres nadar entre tiburones: no sangres"
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