Los traficantes suelen operar dentro de redes mundiales complejas y escurridizas, que requieren una infraestructura sofisticada con especialistas médicos, coordinación logística y acceso a centros sanitarios. Se ponen en contacto con sus víctimas a través de anuncios locales, las redes sociales o mediante contactos directos con los reclutadores, que pueden ser antiguas víctimas o personas de confianza dentro de la comunidad de la víctima.
Estas redes delictivas están muy organizadas y son flexibles, y a menudo funcionan como unidades móviles o grupos especializados. Entre sus principales actores figuran intermediarios que coordinan la logística, reclutan profesionales médicos y preparan documentos fraudulentos. Para garantizar la fluidez de las operaciones, cuentan con una amplia gama de facilitadores, como funcionarios sanitarios, administradores de hospitales, funcionarios de aduanas y reclutadores locales.
Detectar este delito puede resultar complicado, ya que los traficantes suelen entrenar a las víctimas para que simulen ser familiares del receptor y así eludir las sospechas durante las evaluaciones en hospitales o clínicas.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"En la guerra y en la vida el enemigo temido no siempre es el más grande, sino el que sabe por dónde entrar"
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