En pleno contexto de redefiniciones geoestratégicas y crisis del orden mundial, Hezbollah se ha consolidado como un actor híbrido que combina milicia, partido político, aparato de asistencia social y brazo regional de influencia chií. Su evolución -desde una milicia insurgente en los años ochenta hasta convertirse en un actor institucionalizado con impacto más allá del Líbano- evidencia la transformación de las guerras tradicionales hacia conflictos asimétricos donde los grupos no estatales ocupan un lugar central. Ni su brazo político puede desligarse de su brazo armado, ni su acción social puede entenderse sin su agenda ideológica.
Hezbollah no es un apéndice de Irán, pero tampoco es autónomo; no es solo una resistencia local, sino también un engranaje dentro del llamado Eje de la Resistencia. Ha logrado construir un relato que lo posiciona como bastión de dignidad frente a Israel y Estados Unidos, pero también ha sido responsable de decisiones que han agudizado divisiones sectarias y conflictos regionales. Su rol en Siria, sus vínculos con redes internacionales y su legitimidad entre sectores marginalizados lo convierten en un fenómeno geopolítico clave del siglo XXI. Comprender a Hezbollah no es solo entender un grupo armado, sino descifrar una forma contemporánea de poder político, religioso y militar en el corazón del Medio Oriente.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Incluso una hormiga puede dañar a un elefante si entra por su oído" - Proverbio Chino
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