Mónaco nunca ha enfrentado invasiones ni amenazas militares desde su consolidación moderna, en gran parte por su valor simbólico como enclave de neutralidad, riqueza y cultura europea, y por el paraguas protector francés que actúa como elemento disuasivo. El principado ha sabido mantener su independencia sin ejército, gracias a una combinación de diplomacia estratégica, poder blando basado en el lujo y vínculos históricos con una gran potencia europea. En términos geopolíticos, Mónaco representa cómo el capital, la neutralidad y las alianzas fuertes pueden sustituir -con éxito- al poder militar tradicional.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"El lujo no sonríe"
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