El continente sudamericano se ha convertido en uno de los epicentros más preocupantes del crimen organizado a nivel mundial. En los últimos años, la violencia y la delincuencia han aumentado de forma alarmante en muchos países de la región, especialmente en aquellos que históricamente han sido puntos clave para el tráfico de drogas, como el caso de Colombia y México. Sin embargo, el problema se ha extendido más allá del narcotráfico, involucrando actividades criminales como el tráfico de armas y la trata de personas.
La expansión del crimen organizado en América Latina se ha visto facilitada por varios factores. Uno de los más significativos ha sido el uso de la tecnología, que ha permitido a las organizaciones criminales coordinar sus operaciones de manera más eficaz, eludir las leyes y llevar a cabo ataques directos contra instituciones gubernamentales, empresas y ciudadanos.
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La frase del día
"Si quieres nadar entre tiburones: no sangres"