EL ESPECTACULAR Y FAMOSO CASO:
MARBURY VS. MADISON
“Los
Federalistas perdieron las elecciones de 1800, lo que los amargó, -dice GERARD
W. JOHNSON- y antes de que JEFFERSON asumiera en marzo de 1801, concibieron
toda clase de planes para conservar la mayor parte del poder. En esos días,
después de una elección en noviembre, el antiguo Congreso se reuniría
nuevamente en diciembre para seccionar hasta el 4 de marzo. El nuevo Congreso
no entraría en funciones hasta el próximo mes de diciembre. De modo que los
federalistas retendrían el Congreso hasta después de las elecciones, y uno de
sus designios era promulgar una ley creando un gran número de nuevas
magistraturas, para las que el Presidente ADAMS nombró a federalistas. JOHN
MARSHALL, que era aún secretario de ADAMS, apoyó este plan. Los jeffersonianos
dijeron que el Congreso había nombrado tantos nuevos jueces, que el Presidente
ADAMS y el secretario de Estado MARSHALL permanecieron hasta la media noche del
3 de marzo de 1801 firmando y sellando los despachos y llamaron a los
federalistas designados para esos cargos, “jueces
de medianoche”. Empero, ADAMS y MARSHALL no concluyeron del todo. Llegaron
a tener listos, debidamente sellados y hasta expedidos, la mayoría de los
despachos; pero unos cuantos quedaron en el escritorio del secretario y estaban
en el mismo lugar cuando el sucesor de éste, JAMES MADISON, se hizo cargo de
sus tareas al día siguiente. Entre los citados despachos de magistrados, había
uno para la ciudad de Washington, a nombre de un tal WILLIAM MARBURY. Nunca se
supo qué sucedió con ese despacho; pero no fue enviado al destinatario, de
manera que éste pidió a los tribunales que ordenaran al Secretario de Estado
que le fuera remitido. Con el correr del tiempo, en 1803 para ser más exacto,
el asunto llegó a la Suprema Corte.
-
En marzo de 1803, la Corte Suprema
decidió el caso y siendo JOHN MARSHALL el Presidente de dicha Corte, decía:
“…que MARBURY estaba habilitado para su nombramiento y que el Secretario de
MADISON actuaba tiránicamente e ilegal al retenerlo, pero que la Suprema Corte no podía emitir
un auto obligando a hacer llegar el despacho, porque la Constitución había
determinado exactamente las atribuciones de la Corte, y no mencionaba tal auto. Por esa razón,
-y he aquí la dinamita- aunque el Congreso federalista de 1789 sancionó una ley
que permitía a la Corte
expedir dichos decretos, el Congreso no tenía derecho a extender la jurisdicción
de la Corte, de
aquí que la ley era inconstitucional, nula y sin fuerza. El señor MARBURY
estaba autorizado para su cargo, si, pero perdía su tiempo si esperaba que la Corte así lo reconociera”.
GERARD
W. JOHSON sintetiza la argumentación de MARSHALL en los siguientes términos:
a)
La Constitución
es una ley superior.
b)
Por consiguiente, un acto legislativo contrario a la Constitución, no es
ley.
c)
Es siempre deber del tribunal decidir entre dos leyes en conflicto.
d)
Si un acto legislativo está en conflicto con la ley superior, la Constitución,
claramente es deber del tribunal rehusar la aplicación del acto legislativo.
e)
Si el tribunal no rehúsa aplicar dicha legislación, es destruido el fundamento
de todas las Constituciones escritas.
Fuente: Principios de Derecho
Constitucional General y Venezolano. ANGEL R. FAJARDO H. Tercera Edición.
Caracas - Venezuela, 2007. pp.217, 218, 219, 220.