Que se las considere fruto de la publicidad, de la moda, de la imitación o como signos de progreso o que se las califique de artificiales, importa poco, lo cierto es que hay un permanente desequilibrio entre esas necesidades y los medios de que dispone la mayoría de los consumidores; desequilibrio que no puede ser regulado, porque es necesario vender lo que se está produciendo.
La conclusión es que la anomia caracteriza, cada vez más a la sociedad misma, en la medida en que ha devenido una sociedad industrial.
Bibliografía: Lecciones de Criminología. 4ta. Edición. CARMELO FLORES CAZORLA. Editores Hermanos Vadell. Caracas-Venezuela-Valencia 2014. p. 65.
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La frase del día
"Si los educas correctamente no son peligrosos"