FORMACIÓN
DEL DELINCUENTE Y SU PERFIL
Muchos de estos niños (los niños que habitan en áreas marginales) están inmerso en la anomia, y esta ausencia de norma les impide poseer un marco referencial que guíe su crecimiento y desarrollo humano en función del bienestar social. Asimismo, son víctimas de abuso y maltrato que, finalmente, desembocan en frustración y baja tolerancia emocional de la persona. La desintegración de la familia como núcleo esencial para la formación del individuo, el desmoronamiento de los valores morales, la inexistencia de una educación de calidad, el desempleo y la exclusión social son algunos de los ingredientes de la receta para que existan sujetos que ejercen la delincuencia como estilo de vida, tal como si fuera un trabajo con obligaciones y horarios.
Vale resaltar que esta reflexión no es un axioma aplicable exclusivamente a las familias de bajos recursos. Algunas de las condiciones que propician un comportamiento desviado puede vivirla cualquier niño o adolescente, independientemente de su estrato social. Si el patrón de crianza proporcionado al pequeño de una familia clase media está divorciado de principios fundamentales como, por ejemplo, el valor a la vida, el trabajo y la honestidad, sin duda habrá una mayor probabilidad de que ese niño incurra en actos delictivos.
Fuente: GUÍA ANTICRIMEN. Iván Simonovis. pp.18, 19. Caracas-Venezuela. Septiembre, 2011.