En un mundo donde las guerras no siempre se declaran pero se libran a diario -en campos de batalla, redes sociales, mercados y salas diplomáticas-, la política internacional ha vuelto a girar en torno al conflicto. Doctrinas geopolíticas como la guerra preventiva, la soberanía energética o la defensa de “zonas de influencia” han sido utilizadas para justificar intervenciones, ocupaciones e incluso limpiezas étnicas. En muchos casos, estas prácticas van directamente en contra del Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos. El orden global, fragmentado y tensionado por una nueva multipolaridad, necesita contrapesos que frenen el uso arbitrario de la fuerza.
Frente a este panorama, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sigue siendo el espacio más amplio de negociación entre Estados. Aunque no tiene un ejército propio -pero si interviene con los cascos azules en misiones de paz- ni puede imponer decisiones a los países más poderosos -salvo que voluntariamente se sometan a sus decisiones y fuerce a los demás países en hacerlo-, su estructura le permite mediar en conflictos, coordinar asistencia humanitaria, emitir resoluciones, imponer sanciones e incluso autorizar el uso de la fuerza colectiva. En este artículo te explicamos cómo funciona la ONU, cuál es su estructura interna, qué papel juega en los conflictos internacionales y por qué sigue siendo clave para la paz mundial, aunque imperfecta.
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La frase del día
"No siempre el que empieza con ventaja es el que triunfa"