La ideología de los Talibanes está profundamente enraizada en el Deobandismo, un movimiento islámico ultraconservador originado en la ciudad de Deoband, India, en el siglo XIX. Esta corriente promueve un retorno a los principios fundamentales del Islam, rechazando la modernidad occidental y defendiendo una interpretación literal de la sharía. Para los Talibanes, la ley islámica no opera solo como un sistema judicial, sino que es un marco completo para organizar la vida social, económica y política. Durante su primer gobierno que profundizaremos más adelante, aplicaron castigos como amputaciones, lapidaciones y ejecuciones públicas, justificando estas prácticas como expresiones legítimas de la justicia islámica.
Los Talibanes buscan la creación de un Emirato Islámico en Afganistán, donde la sharía sea la ley suprema. Este objetivo no se limita solo a la política interna, sino que también incluye la idea de unificar a la Umma (comunidad musulmana global) bajo una interpretación estricta del Islam. A diferencia de otras corrientes islamistas como las yihadistas, los Talibanes han centrado su lucha en Afganistán interpretando el islam en un contexto propio para su realidad, sin mostrar un interés real por la expansión internacional, más allá de apoyar movimientos afines en Pakistán, como el Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP).
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"Sin riesgo no hay historia"