El lawfare no se limita solo al ámbito judicial; su impacto se extiende fuertemente a la esfera pública. El objetivo es crear un «juicio paralelo» en los medios de comunicación y en las redes sociales que influya sobre la percepción popular. Para esto se emplean varias estrategias:
Filtración de información selectiva: En muchos casos, se filtran datos de investigaciones o documentos legales que, aunque no sean pruebas concluyentes, pueden ser usados para dañar la imagen pública de un líder político. Esto se hace a través de los medios de comunicación, que transmiten noticias sobre investigaciones en curso, haciendo que el público asuma que el acusado es culpable.
Campañas mediáticas negativas: Los medios de comunicación, especialmente los vinculados a intereses políticos o económicos, juegan un papel crucial en el lawfare. A través de reportajes sesgados, editoriales, o incluso noticias falsas, los medios pueden inflar casos judiciales y presentar a las figuras políticas como culpables antes de que se haya emitido una sentencia definitiva.
Uso de las redes sociales: Las plataformas digitales permiten amplificar los mensajes. En este sentido, las campañas de desprestigio a través de memes, publicaciones virales o incluso ataques directos en redes sociales tienen un gran poder para cambiar la percepción pública. Los «bots» y las cuentas falsas también son herramientas que se pueden utilizar para crear una falsa narrativa de consenso popular en torno a la culpabilidad de un líder político.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"La evidencia física está limitada a la acción humana" • CSI (Las Vegas)
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