Una observación a vuela pluma
sobre la preocupante tendencia de ciertos juzgados a dejar un solo testigo por
cada hecho, tendencia que contraviene el aforismo Testis unus, testis nullus (testigo único, testigo nulo), que se
cohonesta con la previsión de D.XXII.V.12: “ubi
numerus testium non adiicitur, duo sufficient” (donde no se expresa el
número de testigos, bastarán dos). Máxima de sentido común y que hoy tiene
fundamento científico.
En efecto, partiendo de la buena
fe del testigo y su deseo sincero de decir verdad, la neurociencia moderna nos
enseña que aquél viejo aforismo del único testigo está cargado de razón y que es muy conveniente escuchar el mayor número
de testigos posible para tener una aproximación lo más exacta posible al hecho
objetivo. Salvo, obviamente, que no haya más testigos del hecho objeto de
prueba, en cuyo caso habrá de atenerse el juzgador a esa circunstancia,
valorando la prueba existente y sin que sea de aplicación el aforismo. Así
pues, esta entrada se refiere al supuesto de que haya varios testigos
propuestos sobre un mismo hecho.
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