En nuestra legislación penal, tanto el robo como el hurto son delitos contra la propiedad, pero la clave para diferenciarlos está en la violencia o amenaza.
El hurto ocurre cuando alguien se apodera de un objeto mueble ajeno sin la voluntad de su dueño, además, no emplea violencia contra las personas ni fuerza en las cosas. El agente del delito actúa con sigilo cuando comete el hurto.
En cambio, el delito de robo se configura cuando para cometer el apoderamiento, el ladrón utiliza violencia contra las personas o cosas.
Esta diferencia no es menor. Las penas para el delito de robo son más altas que para el hurto, debido a la mayor peligrosidad que implica el uso de violencia o fuerza.
En conclusión: si hay violencia o fuerza para tomar algo ajeno, es robo; si el sujeto se apodera de algo ajeno sin emplear violencia, el delito es hurto.
Fuente digital de la información:
La frase del día
"Un tigre con campana morirá de hambre"
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