San Vicente y las Granadinas, ubicado en el corazón del Caribe, obtuvo su independencia del Reino Unido en 1979. Desde entonces, nunca ha establecido un ejército nacional, una decisión no derivada de un trauma bélico o tratado de ocupación, sino de una estrategia política basada en la cooperación regional, la no intervención y el refuerzo de mecanismos de seguridad interna. Como muchos pequeños Estados insulares, San Vicente apostó por la integración política en lugar de la militarización, volcándose hacia el multilateralismo caribeño.
El país no posee fuerzas armadas permanentes, pero cuenta con una Policía Real, que incluye una Unidad de Respuesta Especial y la Guardia Costera. Estas entidades son responsables de tareas de seguridad, control fronterizo y lucha contra el narcotráfico. En caso de agresión externa, San Vicente puede solicitar asistencia a través de organizaciones regionales como la Comunidad del Caribe (CARICOM) y el Sistema de Seguridad Regional (RSS), una alianza de defensa mutua entre varios países del Caribe Oriental. Este modelo le ha permitido mantener su soberanía sin desarrollar capacidad bélica propia.
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"El lujo no sonríe"
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