La nalgada puede ser de baja
intensidad física, pero de altísima intensidad emocional. Ese golpe, que tal
vez no duele mucho físicamente, te marca emocionalmente.
Todos los niños violentados no
necesariamente se convierten en agresores, pero todos los niños agresores han
sido violentados.
Fuente: el grito ignorado. IBÉYISE PACHECO.
pp.145, 146. Edición: 2012.
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