Vivimos
en un mundo globalizado donde el mercadeo y el consumismo son parte de vida
diaria de todas las personas. Los venezolanos no escapamos a esta realidad y
comúnmente las personas visitan restaurantes, pasean y compran en centros
comerciales, salen a discotecas, playas, montañas. Pues bien, en cado uno de
estos escenarios hay un depredador y tras él, un sub-mundo de industria
criminal que se alimenta de la delincuencia como forma de vida. Agrava aún
más esta situación la pérdida de principios, de valores sociales y la
inexistencia de planes de educación preventiva antidelictiva, además del hecho
de no asumir un estado de alerta adecuado que minimice la posibilidad de ser la
próxima víctima.
Fuente:
GUÍA ANTICRIMEN. Iván Simonovis. p.38. Caracas-Venezuela. Septiembre, 2011.
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