Teoría de la personalidad criminal
En la
búsqueda de un criterio diferencial del delincuente, la doctrina criminológica
ha producido las tres hipótesis siguientes:
1. No especificidad: el delincuente es un hombre como todos los demás, es decir, la conducta
criminal no difiere en lo sustancial estructuralmente, de otros
comportamientos; la única diferencia está en que una se mueve dentro de la ley
y otra en su margen.
2. Diferencia específica: el delincuente difiere específicamente del que no lo es, es decir, la
conducta criminal es fundamentalmente distinta de otros comportamientos; en
consecuencia, su etiología ha de ser distinta.
3. Diferenciación cuantitativa (postura intermedia): no hay diferencia específica ni cualitativa, únicamente existen
diferencias de grado en los varios aspectos que componen una personalidad:
biológico, psicológico, psiquiátrico, sociológico, etcétera. Estas diferencias
no sólo existen entre delincuentes y no delincuentes, sino también entre los
delincuentes mismos, según sus diversos tipos.
Conforme a
esta concepción, el delito es un acto humano y los delincuentes son hombres y
mujeres como los no delincuentes; aquéllos se distinguen de éstos tan sólo en
el “paso al acto”, el cual es la expresión de una diferencia de grado en su
psiquismo; de modo que, vistas, así las cosas, es delincuente quien desde el
“estado peligroso” da el paso al acto criminal.
Bibliografía:
Lecciones de Criminología. 4ta.
Edición. CARMELO FLORES CAZORLA. Editores Hermanos Vadell.
Caracas-Venezuela-Valencia 2014. pp. 113, 114
La frase del día
“Dejemos de ser cómodos y seamos
responsables”
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