El delincuente no quebranta la ley, como se ha
sostenido; lo que infringe es el deber de obediencia a la norma que le
prescribe la dirección de su conducta.
La pena es una reacción contra el acto delictuoso,
pero no recae sobre éste, sino sobre el autor, dado que el Derecho Penal no es
restaurador, sino garantizador y sancionador.
Bibliografía. ANOTACIONES JURÍDICAS EN EL ORDEN PENAL VENEZOLANO. ENRIQUE
NUÑEZ TENORIO. Caracas - Venezuela 1997. p. 18.
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