Cuando
se produce el inevitable conflicto entre el ello y el súper-yo el yo puede
resolver este conflicto de un modo sensato y socialmente admitido o puede no
hacerlo. Cuando no se resuelve este conflicto de un modo apropiado surge una
patología mental; el yo, en este caso, puede identificarse unilateralmente con
las exigencias del súper-yo o, por contra, con las exigencias del ello. En un
caso se produce la neurosis y en otro la psicosis.
Por neurosis Freud entendía un abigarrado número de patologías mentales que
tienen como nexo común que una conducta patológica afectada de estados de
profunda culpa, miedo o ansiedad. El lavarse repetitivamente las manos puede
ser un ejemplo de esta conducta neurótica que pretende “purificar” de un modo
simbólico los aspectos del ello que el yo se afana en ocultar para satisfacer
al súper-yo. El miedo a los espacios abiertos puede tener el mismo origen: el
deseo de proteger al yo ideal de un choque contra el mundo real que le
produciría angustia y ansiedad. Otros trastornos como los depresivos pueden
caer bajo esta amplia etiqueta de “neurosis” toda vez que en estos trastornos
el sujeto desarrolla una continua baja autoestima y un continuo sentimiento de
culpa: el súper-yo domina la vida psíquica del enfermo mostrándole de continuo
su alejamiento de lo que “debería ser” según los estrictos criterios del yo
ideal del súper-yo.
Por psicosis Freud entendía aquellos trastornos en donde el sujeto se
exiliaba de la realidad y construía otra diferente a la realidad socialmente
admitida. El psicótico tiene alucinaciones y no ve la realidad tal cual
nosotros la vemos sino distorsionada por las exigencias del ello que al final
llevan al enfermo a un estado de desconexión total con la realidad social y a
un profundo sentimiento de soledad. Según el psicoanálisis las psicosis
sobreviene cuando el enfermo se ha tenido que enfrentar a hechos dramáticos y
frustrantes que le han empujado a cortar sus nexos con la realidad, es decir a
abandonar el principio de realidad del yo en aras del principio de placer. El
sufrimiento del enfermo psicótico llega cuando percibe la exclusión social y
afectiva que conlleva su ruptura con la realidad ordinaria de tal manera que
una construcción irreal del mundo que debería satisfacer plenamente al ello
desconectado con la realidad se convierte en una pesadilla.
Los
niños pequeños tienen episódicos comportamientos neuróticos (fobias, angustias,
etc.) y psicóticos (amigos invisibles, alucinaciones, etc.) pero estos
desajustes son normales en cualquier desarrollo psíquico. El equilibrio entre
las exigencias del ello y del súper-yo es difícil y alcanzarlo es un proceso
complejo con muchos escollos intermedios.
Fuente:
Diplomado en Investigación Criminal
y Ciencias Forenses. Universidad Dr. José Gregorio Hernández.
Myers,
David G.; PSICOLOGIA; Editorial Médica Panamericana.
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