Freud,
desde el paradigma antropológico del darwinismo, asumió que las motivaciones
básicas del hombre no podían ser diferentes a las de cualquier otro animal:
autoconservación,
agresividad y reproducción; no obstante, estas motivaciones no aparecían tal
cual en nuestra vida social, como sí que aparecen en el resto de animales, sino
que quedan ocultas, por conveniencias culturales, a un nivel inconsciente. El
ello es ese depósito inconsciente de nuestra energía psíquica primaria que busca
la satisfacción de esos impulsos biológicos primitivos. Obviamente el ello
actúa movido por el principio del placer: busca la satisfacción de nuestros
deseos. Pensemos en un niño que en un supermercado coge una bolsa de patatas la
abre y empieza a comérsela para vergüenza de su madre; está actuando movido por
el principio del placer, busca la mera satisfacción de la necesidad biológica
de alimentarse.
Los
impulsos del ello son innumerables sin embargo podemos agruparlos en dos
grandes instintos primarios: Eros y Tánatos. El impulso de Eros tiende a la
reunión de elementos dispersos en una unidad mayor por esto también se le
denomina impulso de vida ya que la construcción de nuevas realidades es su meta
principal. Por su parte, el impulso de Tánatos busca la disolución de una
unidad en un conjunto de elementos más pequeños, se le denomina también impulso
de muerte. Para Freud estos impulsos están presente incluso en algunos procesos
inorgánicos de la naturaleza (atracción-repulsión, cristalización-disolución,
etc.)
El
deseo de formar una familia, de pertenecer a un grupo social, de construir algo
puede ejemplificar el impulso de Eros; por impulso de muerte.
Es
importante subrayar que Freud no hace una consideración ética de estos dos
impulsos, toda vez que este tipo de consideración no es pertinente al
pertenecer estos impulsos a una realidad amoral como el ello. Eros no es bueno
como Tánatos tampoco es malo, estas consideraciones carecen de valor y
fundamento. ¿Acaso el deseo de un hombre de cuarenta años de permanecer bajo la
tutela de su mamá es algo bueno? ¿Acaso el deseo de independencia en un joven
es malo? Vemos que estas consideraciones carecen de sentido en sí mismas y las
valoraciones morales se sitúan a un nivel muy diferente que las valoraciones
psicológicas.
Además
Freud subraya que ambos impulsos se retroalimentan y dependen entre sí. Por
ejemplo, un león desea cazar una presa, para ello necesita matarla y digerirla
(Tánatos) pero la finalidad de esta acción no es la destrucción en sí sino que
quizás sea el mantenimiento del propio organismo o incluso alimentar a las
crías (Eros).
Fuente:
Diplomado en Investigación Criminal
y Ciencias Forenses. Universidad Dr. José Gregorio Hernández.
Myers,
David G.; PSICOLOGIA; Editorial Médica Panamericana.
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