Una de las conclusiones a las que llegó Sutherland fue que «el costo financiero del delito de cuello blanco es probablemente varias veces superior al costo financiero de todos los delitos que se acostumbra a considerar como el problema del delito». Y esto fue una de las cosas que quiso demostrar Sutherland: que el coste de la delincuencia de cuello blanco era mayor que el de la delincuencia común.
Los delitos de cuello blanco no solo lesionan a los individuos, sino que lesionan a la comunidad en general, a las instituciones. Pero esto no significa que no lesionen a los individuos directamente. Indirectamente, los delitos de cuello blanco tienen una afectación en segundo plano directa hacia los individuos.
Para Sutherland, las víctimas de esta delincuencia son «los consumidores, competidores, accionistas y otros inversores, inventores y empleados, así como el Estado en la forma de fraude de impuestos y soborno a funcionarios públicos». Así, aunque quizás la delincuencia común es más alarmante, en términos económicos no suele ser tan importante como la que estudiamos aquí.
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La frase del día
"Cada vez que se cierra una puerta, se abre una ventana"
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