La tecnología detrás del Deep Fake consiste en algoritmos de aprendizaje complejos llamados deep learning y redes generativas antagónicas (GANs). Estos sistemas ven la inmensidad de datos visuales y de audio para aprender patrones y reproducirlos de manera fiel en nuevas producciones. El proceso implica entrenar modelos con imágenes y sonidos realistas, para que, posteriormente, sean capaces de generar contenido manipulado indistinguible del original.
Este proceso involucra la competencia entre dos redes neuronales: un generador, que crea el contenido falso; y un discriminador, que evalúa su autenticidad y ayuda a perfeccionar la calidad de la manipulación. El avance de esta tecnología permite tanto la modificación de rostros y voces en videos, como la creación de identidades sintéticas que manipulan en tiempo real las expresiones faciales y gestos. Su creciente accesibilidad ha impulsado aplicaciones en diversos campos, desde el entretenimiento y la publicidad, terminando en estrategias de desinformación y fraude digital como ya adelantamos. Esto plantea importantes desafíos en términos de seguridad, protección de la reputación y verificación de la información.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"En todo lo que hay vida, existe muerte"
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