La ciberinteligencia estratégica a largo plazo; apoyo a decisiones políticas y organizativas, involucra el análisis de tendencias, estudios geopolíticos, inteligencia de amenazas, OSINT.
Por otro lado, la ciberinteligencia técnica a corto plazo; involucra la protección de infraestructuras que tiene que ver con el análisis de malware, monitoreo de tráfico, escaneo de vulnerabilidades, SOC.
La ciberinteligencia técnica, por su parte, se focaliza en el plano operativo. Está orientada a detectar y neutralizar amenazas en sistemas, redes y aplicaciones mediante herramientas como el análisis forense, la detección de patrones anómalos y el monitoreo en tiempo real de entornos digitales.
Cada vez más, tanto gobiernos como empresas privadas están integrando capacidades de ciberinteligencia en sus estructuras de seguridad, creando centros de operaciones (SOC), alianzas estratégicas con proveedores de inteligencia, e invirtiendo en plataformas que combinan IA, aprendizaje automático y análisis predictivo.
Además, existe una creciente colaboración público-privada en el intercambio de información sobre amenazas (por ejemplo, a través de los CSIRT nacionales o redes como FIRST), lo que fortalece la capacidad colectiva para prevenir ataques de gran escala.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado" - Voltaire
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