Tras la disolución de la República Democrática Alemana en 1990, la apertura progresiva de los archivos de la Stasi reveló la magnitud de su sistema de vigilancia y represión. Se estima que la agencia produjo cerca de 111 kilómetros lineales de documentos, incluyendo expedientes personales, grabaciones y material de vigilancia. Estos archivos se convirtieron en objeto de análisis histórico, jurídico y sociológico, sirviendo como evidencia concreta de cómo un Estado puede institucionalizar la vigilancia masiva como instrumento de control social. La apertura de los archivos, aunque polémica, permitió a miles de ciudadanos conocer el alcance de la intervención estatal en sus vidas, además que el BND asimiló toda esa información.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"La sal nunca es elogiada por formar parte del menú, pero cuando falta, todos notan su ausencia"
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