Sin embargo, la pregunta persiste: ¿están preparados los Estados para defender su soberanía digital? ¿O dependen excesivamente de empresas tecnológicas extranjeras? En este escenario, los hackers éticos representan una reserva estratégica de conocimiento técnico que, si se integra adecuadamente en las políticas públicas, puede convertirse en un pilar fundamental de la defensa nacional.
Conclusión
El hacking ético no es solo una práctica técnica, sino un componente esencial de la gobernanza digital. Incorporar su enfoque en los marcos normativos, institucionales y educativos es clave para que los Estados ejerzan control real sobre su infraestructura digital. En el siglo XXI, la soberanía ya no se mide solo en fronteras físicas, sino también en la capacidad de un país para proteger sus datos. Y en esa tarea, los hackers éticos son parte de la solución.
En este contexto, formarse en ciberdefensa y seguridad digital se vuelve no solo una ventaja profesional, sino una necesidad estratégica.
Fuente electrónica de la información:
La frase del día
"El primer método para estimar la inteligencia de un gobernante, es observar a los hombres que lo rodean" - Nicolás Maquiavelo
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